¡Pon un KEFIR en tu vida!
Hoy hablamos de un alimento con un nombre muy exótico: el
Kefir. Se trata de un lácteo fermentado probiótico dotado de múltiples propiedades beneficiosas
para nuestro organismo.
Está compuesto por unos gránulos blanquecinos y
gelatinosos que le dan un aspecto parecido al de la coliflor y combina
bacterias probióticas, levaduras, lípidos y proteínas.
El más conocido es el kefir
de leche, con una textura que se asemeja mucho a la del yogur, aunque también
podemos encontrar kefir de agua. Independientemente de cuál elijas debes saber
que ambos contienen un gran aporte de minerales, especialmente calcio, magnesio
y fósforo. Además son ricos en vitaminas del grupo B y vitamina K y contienen
aminoácidos esenciales que nos facilitan la digestión.
La principal propiedad del
Kéfir es que es capaz de regenerar la flora intestinal y la mucosa estomacal,
por lo que nos va a ayudar a la eliminación de problemas de estreñimiento. Esto
facilita además el tratamiento de enfermedades como gastritis, pancreatitis,
cáncer de colon y úlceras estomacales.
Podemos utilizarlo también
de forma tópica sobre la piel, a modo de crema, para tratar problemas cutáneos
como eccemas, acné y psoriasis y acentuando sus propiedades antioxidantes.
Facilita también la
absorción y la tolerancia de la lactosa de la leche y regula el sistema
hepático, nervioso y renal, disolviendo piedras en la vesícula y cálculos
renales.
Actúa también reduciendo los
niveles de colesterol y equilibrando la tensión arterial y disminuye algunos de
los efectos nocivos de algunos medicamentos.
Digamos que el kéfir es
capaz de optimizar la salud a modo general y además puedes encontrar muchísimas
recetas que lo usan: quesos para untar, kéfir para
ensaladas, kéfir aguado con azúcar y frutos secos…
Aquí abajo os dejo el link de un blog que he encontrado dónde vais a poder disfrutar de muchas recetas con kefir. ¡Anímate!
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