UNA BUENA DOSIS DE BESOS LO CURA TODO

¿Cómo te encuentras hoy? ¿Un poco cansado? ¿Afligido, quizás? ¿O preocupado por esas arruguillas que empiezan a aflorar en tu rostro? ¿Es porque el médico te ha dicho que tienes la tensión alta y que te sobran cuatro quilos? ¡Tranquilos! Tengo la medicación perfecta para todo eso. Te basta con una buena dosis de besos.
 Cuando nos besamos nuestro cuerpo genera una mezcla hormonal compuesta por oxitocina (la hormona del amor), serotonina y dopamina. Nuestro cerebro propaga este cóctel químico y se crea así el mejor revitalizante para nuestro organismo. Y es que cuánto más carga emocional y pasional desprendan nuestros besos, mayor será esa liberación hormonal y, por tanto, más beneficios aportará para nosotros mismos. A esa importante secreción de hormonas se le suma la liberación de histamina, la cual actúa como analgésico para el dolor de cabeza y retrasa la aparición de algunos síntomas alergénicos como la secreción nasal.
 Además es un buen remedio para quemar alguna que otra caloría (13 kcal aproximadamente por cada beso) que, aunque no sean demasiadas, resulta un ejercicio mucho más llevadero que la bici estática. Al mismo tiempo ayudarás a ejercitar nuestros más de 30 músculos faciales y a activar la circulación sanguínea, combatiendo así la aparición de arrugas, estimulando la regeneración celular y disminuyendo la presión arterial.
 También entran en juego unos opiáceos naturales presentes en nuestro cuerpo, las endorfinas, las cuales funcionan como antídoto contra la depresión o la angustia y nos aportan una sensación de bienestar. Y no nos olvidemos de la salud bucodental. 
Cuando nos besamos, el flujo de saliva aumenta y se neutralizan los ácidos que causan las caries, además de fortalecer el esmalte dental gracias al intercambio de sales minerales.
 ¡Si es que no hay nada como un buen beso!

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